martes, 24 de enero de 2012

No solo el pez por la boca muere



Sin más preámbulo que éste, hoy estoy dispuesta a alcanzarles algunas cuestiones que estuvieron dando vuelta durante estos días en mi cabeza y con ello, solo si están dispuestos, invitarlos a meditar.

Nuestra sociedad actual está sufriendo, lo que se conoce como “incontinencia verbal”, algo que podríamos definir como: la falta de capacidad de controlar las palabras, expresando las ideas de forma descontrolada, sin razonarlas.

Desde los medios de comunicación, pasando por la calle, el ámbito laboral e incluso en el familiar, se está inculcando esta moda de “Hablemos sin pensar”, “contemos todo” twitemos, publiquemos, subamos a facebook, youtube, etc.
La discreción, la mesura, la moderación están pasando a ser un tesoro, que si no lo mantenemos vivo, ya pronto perderá sentido.

No estoy en contra de la libertad de decir, ni tampoco la de publicar, porque esto mismo que hoy ustedes están leyendo, es lo que tengo ganas de decir y publicar y es la forma en que llega a ustedes. Pero si estoy en contra del hablar sin sentido, sin pensar, sin meditar ni filtrar aquello que decimos, ni con el más mínimo razonamiento.

Hablar es fácil, no necesita tiempo, ni lugar, pero pensar lleva tiempo y parece que hoy es algo que no queremos negociar, y a cambio de eso nos convertimos en “PESCADOS QUE POR LA BOCA MUEREN”.

No hablamos, escupimos al mundo sin antes reflexionar aquello tan preciado que va a salir de nuestras bocas. Somos opinólogos que de repente sabemos de todo: condenamos, criticamos, elevamos, defendemos. No estamos haciendo más que repetir y reproducir modelos, que tengo la sensación, comenzaran a dejar sin sentido lo que nos caracteriza como seres humanos: el habla y el razonamiento.

Nadie está libre de pecado, pues yo misma he probado la droga que nos están inculcando. También hablé, opiné e incluso a veces he criticado exponiéndome por las emociones y por la necesidad de que “todos lo sepan” convirtiéndome en una más del circo de la “incontinencia verbal”.

Hace unos días me tomé el tiempo para meditar, para escuchar, para filtrar, lo que digo y lo que escucho, lo que leo y lo que reproduzco y les puedo asegurar que todos podemos hacer un cambio gradual si estamos dispuestos.

Los invito a la práctica de:

•No emitir juicios sin conocer profundamente sobre aquello de lo que hablamos. Dediquémonos a conocer, a investigar, a informarnos.

•Tomémonos almenos 5 minutos a pensar lo que vamos a decir. Analicemos la situación en la que estamos, a quien tenemos en frente y por sobre todas las cosas que vamos a decir. Eso es hacerte verdaderamente responsable de lo que sale de tu boca.

•Preguntemos a los demás si podemos compartir una información en el que el otro está inmerso o le pertenece. De lo contrario es robar, es exponer sin mesura, es decidir por sobre el otro. Se trata solo de preguntar, de considerar, algo que nos hace más humanos.

Sé que no es fácil, ya que nos hemos acostumbrado a lo contrario, pero con el solo hecho de pensar que dijimos durante el día de hoy o que es lo que vamos a decir, alcanza para ser responsables de nuestras palabras, medir las consecuencias y no morder el anzuelo que podría condenarnos.

Saludos!

Lic.Gisele Molinari

Imagen de Marcela Manoukian
http://www.marcelamanoukian.com.ar/obra_es.php?obra=55