lunes, 10 de febrero de 2014

Una noche, un instante

Y así en esta lucha interna terminaba mi noche. Allí en el suelo como en el infinito, con la mirada perdida, con la respiración pausada y un Chopin que latía incesante sonando desde mis entrañas.
Suave tallaba desde dentro y punzante el dolor se exteriorizaba desde de un cuerpo extenuado. Lágrimas borraban los más profanos pensamientos, que deseosos estaban de absorber la sabia incierta del futuro.
Aturdida de mis propias voces consientes e inconscientes. Apresada por sus oscuras maneras de enredarme es los caminos sinuosos alejados del ahora.
Lucha de poderes opuestos, ambos fuertes, ambos linces, ambos inteligentes. Todo allí enmarañado como un torbellino desorientado. Dentro y profundo.
¿Cómo salir?, si he convivido con ello prácticamente toda mi vida.
Aborrezco tus caminos y sin embargo los vuelvo a tomar para desarmarme nuevamente en el intento de ganarte.
Maldita hipocresía de mentirme como si luego todo volviese a comenzar.
Cada parte de mí se movió y escupió tu enfermante narcótico de ensueños, para montar allí cimientos de realidad.
Abatida, anestesiada, aniquilada.
El cansancio de mi piel me inmovilizó aquellos segundos, mientras las puertas prohibidas se abrían como surcos en la mente… y en el cuerpo.
¿Qué más querías?
Atravesada estaba por tus gritos penetrantes e hipnotisantes como sirenas en el Mediterráneo de mi torrente sanguíneo. A punto de enloquecer de ira.
Chopin dejo volar sus notas un tanto más apacibles. Y las tomé de arrebato. Las abracé y dejé que sonaran en mí ser como una canción de cuna.
En posición fetal me protegí y te di mi espalda.
Solo quería calmar la ansiedad de tu angustiosa presencia. Quería y quise que te fueras. Respirando profundo volví a llenarme de aire nuevo, aunque sabía que allí ibas a permanecer intacta.
Un poco más Chopin…. Un poco más de eso tan lindo que me está devolviendo a mí.
Nunca sabré quién gana estas batallas nocturnas allí dentro. Mi consuelo descansa en creer que almenos ambas fuerzas opuestas conviven.
Me conformo con este momento. En que tendida mirando el techo, ilimitado se volvía mi universo y me conectaba con algo más.
Instante, ahora te abrazo y soy yo quien te acuna para que me enseñes a vivirte.
El futuro solo quiere de mí las fantasías, eso lo sé y no quiero dárselas.
Quedate un ratito más... que es Aquí y Ahora es donde me siento plena.
Es Aquí y Ahora donde respiro y me siento viva.
Dures lo que dures, sos mi instante y quiero permanecer aquí.
Hoy futuro no voy a escucharte.
Callate este ratito y escuchemos juntos a Chopin…
Gisele Molinari

2 comentarios:

  1. Hay veces en que una sorpresa llega de forma tan inesperada (¿De que otra forma puede llegar una sorpresa?) que uno tarda algunos segundos en reponerse. Esa es la sensación que me quedó.
    Me encantó lo que leí.
    Si seguis publicando, prometo seguir pasando ;)

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